abril 01, 2012

Prosa Aprisa

Arturo Reyes Isidoro 



Las grabaciones ilícitas, algo normal 

En el libro El arte de la guerra electoral de José Adolfo Ibinarriaga y Roberto Trad Hasbun, al que ya hecho referencia en columnas pasadas, los consultores y asesores del entonces candidato panista a gobernador Miguel Ángel Yunes Linares, quienes le diseñaron la estrategia de campaña en 2010, sin ningún reparo ni ningún rubor confiesan abierta y públicamente que fueron ellos los que enviaron a publicar la trascripción de grabaciones hechas al entonces gobernador Fidel Herrera Beltrán donde presuntamente hacía revelaciones sobre comportamiento electoral comprometedoras. Dos años después, a punto de arrancar las campañas presidenciales y para el Senado y la Cámara de Diputados, la pregunta que se antoja es cómo obtuvieron las grabaciones, para saber quién las hizo, aunque quedó la creencia, con grado de certeza, de que fue el Gobierno federal, el del presidente panista Felipe Calderón, el que grabó a Fidel, con toda intención de atraparlo en alguna situación comprometedora que pudieran utilizar mediática y legalmente a favor de su causa partidista, como lo consiguieron y lo hicieron, facilitando a su vez a su candidato a gobernador el contenido, quien lo hizo publicar en la prensa nacional. 

Y es que nadie más que el Gobierno federal debe poseer un sofisticado, sofisticadísimo sistema de escuchas y de grabaciones ilegales, pues lo requiere para la seguridad del Estado nacional, pero, como es prácticamente común en el país, lo utiliza también para sus fines particulares, en este caso partidistas. Y cuidado que Fidel trató de evadir siempre que lo grabaran, pues cambiaba sus teléfonos con mucha frecuencia o pedía a quien más cerca tenía que le prestara el suyo para hablar, pero debe ser tan acabado el sistema de intercepción telefónica del Gobierno federal que no lo pudo evadir el gobernador. 

Pero como complemento a lo dicho por los consultores mencionados, la revelación de la grabación que le hicieron a la candidata presidencial Josefina Vázquez Mota en la que acusa al secretario de Seguridad Pública Federal Genaro García Luna y a la vocera presidencial Alejandra de la Sota de espionaje telefónico no viene más que a confirmar que, en efecto, desde el Gobierno federal se espía y se graba ilegalmente a sus oponentes políticos, en un acto con toda impunidad pues no hay ninguna acción judicial que sancione tan reprobable práctica. 

Por otra parte, no pasaron muchos días para comprobar lo dicho por el ex dirigente estatal del PAN y fallido candidato a senador Víctor Alejandro Vázquez Cuevas, quien en declaraciones a la prensa alertó al PRI que desde la delegación estatal de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) se opera a favor de los candidatos panistas ejerciendo coacción a través de los programas sociales. 

El dirigente del Comité Municipal del PRI de Boca del Río, Jorge Reyes Leo, presentó una denuncia con fotografías ante la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales (FEPADE) por el presunto delito de desvío de recursos de la Secretaría de Desarrollo Social mediante el programa Oportunidades, pues se detectó a personal entregando apoyos de dicho programa a panistas de una colonia para beneficiar la campaña del candidato blanquiazul al Senado Fernando Yunes Márquez. 

En realidad, las campañas formalmente no han iniciado, pero es indudable que tanto desde la Sedesol como del programa Oportunidades, el Gobierno federal operará para favorecer a los candidatos de su partido, amén de que desde hace ya varios días los presidentes municipales del estado empezaron a “bajar” recursos federales para diversos programas como de Becas o de Piso Firme, por ejemplo, y la verdad están que no caben de contentos y, se quiera reconocer o no, agradecen a la administración federal panista los recursos pues se quejan que en cambio no ven claro por parte del gobierno estatal, aunque, según ellos, eso sí, van a decir que el dinero se los dieron por gestiones de los gobiernos priistas. Ajá. 

Ese es parte del panorama en la antevíspera de que inicien las campañas y no será nada raro que en unos días más empiecen a surgir las filtraciones de grabaciones telefónicas o de videos que exhiban a los actores políticos en situaciones anómalas, por lo que seguramente los escándalos estarán a la luz del día, todos los días. Ahora sí, aunque no sea uno un actor directo, habrá que blindarse contra la guerra de lodo, pues de que la va a haber la va a haber. 

Y ya todos calientan motores electorales, hasta el secretario de Finanzas y Planeación, Tomás Ruiz González, quien en una imagen poco común en él, estuvo en la sierra de Zongolica, en el municipio de Los Reyes para, investido de la típica corona y el collar de flores que los indígenas suelen colocar a los distinguidos visitantes, inaugurar una unidad productiva que incluye la engorda de cerdos –nada que ver con otro cochinero electoral– ¡hasta el cultivo de lombrices! para el mejoramiento de suelos de siembra, lo que da idea de que en esta batalla por ganar las elecciones no habrá reparos de ninguna especie. ¡Le entrarán a todo! Y Tomy Ruiz quiso aprovechar antes de que se prohíba la difusión de actividades oficiales para darse un baño de polvo y de pueblo como recomendaba que se debía hacer el extinto y bien recordado gobernador Agustín Acosta Lagunes. 

Pero todos hacen su luchita y otro que no ha querido quedarse atrás ha sido Fernando Sánchez García, titular de la Fundación Colosio Veracruz, quien aprovechó el supuesto tiempo muerto electoral, la famosa intercampaña, para entretener al electorado con un ciclo de cine político, por cierto con bastante éxito, que tuvo lugar en el auditorio Alberto Beltrán del semanario Punto y Aparte. Los títulos de los filmes hablan por sí solos y explican el éxito obtenido: Pachito Rex, Me voy pero no del todo, Kamchatka, Un Mundo Maravilloso, El Ciudadano Kane, Calzonzin Inspector, J F K, La Sombra del Caudillo, Nacidos en el Burdel (¡pa’su má!), La Vida de los Otros, Nixon, Renuncia por Motivos de Salud y La Rosa Blanca. 

Y, en otro tema, muchos se siguen preguntando dónde estaba o dónde estuvo el dirigente estatal del PAN, Enrique Cambranis, durante el escándalo y cochinero de la elección de los candidatos de su partido al Senado, pues nunca salió ni ha salido a avalar o a descalificar la posición de un grupo o de otro y a las claras se evidencia que optó por lo más cómodo de hacer como que no pasaba ni veía nada y lo cierto es que dejó solo a sus antiguos aliados y amigos Víctor Alejandro Vázquez Cuevas y Julen Rementería del Puerto.

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