marzo 17, 2012

Editorial

Está comprobado que las campañas políticas que ineludiblemente tienen que realizar los candidatos de los partidos en busca de lograr con- quistar la preferencia de los electores el día de los comicios, se convierten en descalificadoras de sus adversarios políticos agrediendo así los principios de respeto de la democracia. Se ha vuelto referente obligado sacar los trapitos al sol de lo negativo de los partidos opositores como si no tuvieran todos, sin excepción, más grande las lenguas que las colas. Dejan a un lado las propuestas de beneficio social para enfocar su retórica a la descalificación artera y ofensiva como si se tuviera la autoridad política y moral para juzgar. Es tiempo de reflexionar y cambiar el lenguaje tradicional por el de la tolerancia y el respeto que debe prevalecer en todo tipo de justa para exigir y merecer lo mismo de los demás.

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