SEÑOR DON COCOCHA: Estoy amaestrando un cotorro que me regaló el Caco Rodríguez, tan lépero y mal hablado que ni duda cabe que procede de la Generosa Alvarado. El condenado animalejo habla perfectamente y me cuenta cada historia de su expatrón que ya se puede imaginar, siguiendo ese ejemplo enamora a cuanta perica se le atraviesa para embarazarlas y así también poder tener muchos hijos cotorritos que salgan de machos a su padre. El caso es que lo estoy adiestrando para mandarlo a la calle a investigarme casos de adulterio de los que sobran en San Andrés Tuxtla y la región. Claro que ya le tengo preparada una larga lista de las presuntas mujeres que se aseguran engañan al marido. Lo que quiero es que me compruebe el hecho y me traiga todos los detalles. Como pajarraco con alas fuertes podrá volar a cualquier casa o edificio y descubrir lo que uno se imagina de ciertas cascabeleras señoras casadas que no pueden ocultar las ganas del “cuchupi” que se traen a flor de piel pidiendo a gritos “el machuque” con quien sea. Y hasta me estoy animando a enseñarlo a tomar fotografías para poder comprobarles a esas viejas calenturientas que hipócritamente de todo se espantan, cuando en la realidad son más prostitutas que las chicas que complacían en el ya desaparecido “Foco Rojo” a lujuriosos ricachones de San Andrés Tuxtla y Catemaco. Y lo digo porque yo lo vi, lo mismo que a un exsecretario municipal de no hace mucho tiempo que llegaba y cerraba ese antro para quedarse con todas las damiselas como si con todas “pudiera”. Tengo mis sospechas en varias damas del “jet set” y también de algunas empleadas de negocios, así como de oficinas privadas de algunos ricachones. Le aseguro que va usted a quedar, con la boca abierta cuando publique el resultado de mis investigaciones hechas por el maldecido pajarraco que ya se ha convertido en el azote de las cotorras, pericas, guacamayas y hssta de las gallinas que se le atraviesan en su camino. ¿Me podría usted publicar todos esos casos en esta columna?
RESPUESTA: Antes que nada debo aclararle que todo lo que se publica en esta columna está estrictamente apegado a la verdad y no se permite agarrar de tontos nuestros respetables lectores. Cuantas veces hemos hablado del Caco Rodríguez es porque ha habido evidencias de sus andanzas amorosas y de eso nosotros no tenemos ninguna culpa. Si aseguramos que alguien tiene más de dos mujeres es porque así es. Si afirmamos que a julano o mengano “ya no puede cumplir” con su mujer es porque la esposa así lo ha declarado a esta columna. Pecamos a veces de morbosos y por supuesto de indiscretos, pero nunca de mentirosos, porque acuérdese que se murió y hace muchos años el afamado Felipe Mentiras y el Güero Turrent ya se olvidó de contar sus increíbles aventuras cuando era cazador de todo lo que se movía, lo mismo en las faldas del San Martín y la Sierra de Yuhualtajapan y de Santa Martha, que en nuestra ciudad. Seguramente que usted lo recuerda cómo era en sus buenos tiempos. Ahora bien si de verdad resultan ciertas las investigaciones de su pajarraco alvaradeño, tenga usted la seguridad de que con mucho gusto las publicaremos. Y esperamos que sea pronto.
marzo 17, 2012
COCOCHADAS

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